domingo, abril 22, 2007

Egoísmo, razón y subte

Me pasó el otro día al bajar del subte volviendo a casa una situación extraña que me dejó pensando bastante. Resulta que yo venía leyendo el diario La Razón (Un diario que se reparte gratuítamente en las líneas del subterráneo de Buenos Aires) cuando llegué a destino en la estación Carlos Gardel, entonces bajé del subte y leyendo el diario me encuentro con que un sintecho me lo pide. La verdad es que la indignación que me asotó es inenarrable, pero duró dos segundos y se lo dí. Entonces después me preguntaba a mí mismo el porqué de esa sensación, de ese egoísmo primitivo. ¿Porque negar algo que a mí no me cuesta nada? ¿Porque no compartirlo, si al fin y al cabo, ya lo había leído? ¿Si quizás al otro le puede ser mas útil, aunque sea para taparse a la noche? ¿Porque será que el primer sentimiento que nos embarga sea el egoísmo mas mundano y después recién nos reconozcamos y aparezca nuestra faz altruísta, aunque sea con un intervalo de dos segundos? ¿Será posible que seamos tan egoístas? ¿Que el altruísmo en fin no sea un sentimiento noble y humano sino mas bien un sentimiento derivado de la culpa? Yo no creo que sea así, ni me reconozco como esa persona. El hecho de que esté en este momento escribiendo esto me hace pensar que no soy esa persona, porque si lo fuera no me hubiera chocado tanto la situación, ni me hubiera sentido tan avergonzado de mí mismo como me siento. Pero la sensación que me deja es de mucha tristeza, porque siempre levanté la mano acusadora ante la indiferencia y la ostentación, y reconocerme involuntariamente aunque sea por dos segundos en ese espejo me repugna tanto, me acerca tanto a esa gente que me hace pensar que en el fondo todos somos iguales. Y así, no me queda otra que pensar que todos reaccionamos de igual manera a los mismos estímulos, la única diferencia entre unos y otros es el aprendizaje que hacemos de esas reacciones, la intelectualización que hacemos de nuestro proceder y como lo corregimos. Por eso, es que pienso y afirmo que el altruísmo es un sentimiento noble y humano, porque reconocernos en el otro, dejar de lado el sí para el otro, dejar de lado el ego primitivo y procaz para vernos reflejados en el espejo de la desgracia ajena nos ennoblece y nos humaniza, y convierte al altruísmo en el sentimiento mas humano de todos porque nos hace dar de si sin recibir nada a cambio, situación que ni siquiera el amor puede igualar porque nada hay en este mundo mas egoísta que el amor.
Para resumir no hay mejor definición de altruísmo que la que supo dar Khalil Gibran: "Hay quienes dan con alegría y esa alegría es su premio".