viernes, mayo 04, 2007

Ironías de la historia: Don Severino.

"Amiga mía: Tengo fiebre en todo mi cuerpo. Tu contacto me ha atestado de todas las dulzuras. Jamás como en estos larguísimos días he ido bebiendo a sorbos los elixires de la vida"
Severino Di Giovanni

Estas letras fueron escritas por Don Severino Di Giovanni a la Srta América Scarfó mientras se encontraba detenido en la Penitenciaría Nacional por el Régimen de Uriburu. Se encontraba a la espera de ser fusilado bajo pena de muerte a la edad de veintinueve años por el delito de ser anarquista expropiador. Hecho que ocurrió, mas precisamente, el día 1 de Febrero de 1931, en la actual esquina de Coronel Díaz y Las Heras de la Ciudad de Buenos Aires mediante ocho balazos. Dichas letras se encontraban incluídas en una de las 28 cartas que Severino mandó desde la cárcel a su amada, cartas que nunca llegaron hasta el día 29 de Julio de 1999, día en que el Ministro del Interior (El inefable Carlos Corach) junto al Jefe de la Policía Federal se las restauraron a Doña América a la avanzada edad de 83 años.
En 1928, en una carta, Severino le escribía a América: "El amor, el amor libre, exige aquello que otras formas de amor no pueden comprender. Y nosotros dos, rebeldes divinos (jamás nadie podrá llegar a nuestras cumbres), tenemos derecho a desagotar el pantano de la moral corriente y cultivar allí el inmenso jardín donde mariposas y abejas puedan satisfacer su sed de placer, de trabajo y de amor"
El día que lo capturaron se encontró en el escritorio del luchador anarquista debajo del vidrio esta frase: "Estimo a aquel que aprueba la conjuración y no conjura; pero no siento nada más que desprecio por esos que no sólo no quieren hacer nada sino que se complacen en criticar y maldecir a aquellos que hacen".
Poco antes de morir Severino se definió a sí mismo mediante el siguiente panfleto: "No busqué afirmación social, ni una vida acomodada, ni tampoco una vida tranquila. Para mí elegi la lucha. Pasar monótonamente las horas enmohecidas de la gente común, de los resignados, de los acomodados, de las conveniencias, no es vivir, es solamente vegetar, llevar encima una masa informe de carne y huesos. A la vida hay que ofrecerle la exquisita rebelión del brazo y de la mente. Enfrenté a la sociedad con sus mismas armas, sin inclinar la cabeza, por eso me consideran, y soy, un hombre peligroso". Y murió consecuentemente al grito de "Evviva l'Anarchia!"


Hoy se saben algunas cosas más, no sólo la existencia de las cartas de don Severino. Se sabe que en esa misma penitenciaría fue dónde se fusiló, en la bien llamada por Rodolfo Walsh Operación Masacre, por orden y gracia de la "Revolución Libertadora" al General Juan José Valle, entre otros, quién se había entregado él mismo voluntariamente a las autoridades militares para ser juzgado. Se sabe también que muchos de los que pertenecieron al grupo de Giovanni, y fueron extraditados a la Italia de Mussolini, fueron luego encerrados en un campo de concentración en la isla de Lipari y hoy viven pensionados como héroes antifascistas en Italia. ¿Que ironías no? Ni hablar si se tiene en cuenta que el Ingeniero y posteriormente Ministro Carranza, hoy homenajeado en una estación de subterráneo con su nombre, en 1953 puso una bomba en la boca de un subte y mató a niños, mujeres y demás paseantes.


No solo es rara la historia argentina, la del mundo en sí lo es. Pero yo me quedo con el siguiente pensamiento: El de aquel hombre que fue considerado el diablo mismo en argentina y, sin ser tan diablo ni tan santo, supo también ser un hombre pasional, un tipo que entregó todo por un ideal, incluso la vida propia. Cosa que tantos otros no son o no somos capaces ni tan siquiera de intentar.